El objetivo de esta ponencia es problematizar la dimensión corporal en contextos rurales de dominación, subordinación e insubordinación capitalista. En particular, analizaremos el caso de los grupos mocoví del chaco austral (provincia de Santa Fe) soslayando las implicancias político-culturales que adquieren las percepciones de fortaleza y resistencia corporal como andamiajes en la legitimación de la explotación capitalista, por un lado, y la construcción de sentidos anti-disciplinarios y heterogéneos, por el otro. El cuerpo es quién media todas nuestras relaciones con el mundo y, por tal motivo, es incapaz de ser reducido a un mero objeto. Comprende su mundo sin tener que pasar por unas representaciones o una función objetivante y, en el acontecer de las prácticas cotidianas, experimenta la concordancia entre aquello que intenta y lo dado, la intención y la efectuación que es la adquisición de la habitud (Merleau-Ponty, 1997 [1945]: 161-162). En ese sentido, la relación fenomenológica del cuerpo con el mundo no se presenta en términos de un “yo pienso” cartesiano, sino de un “yo puedo” (Merleau-Ponty, 1997 [1945]: 154). De esa percepción previa al pensamiento objetivo –propio del saber científico–, intentamos desprender de nuestros registros etnográficos una relación particular entre dominación y resistencia, el resultado de inscripciones sensoriales que describen un arco intencional disciplinante con las modalidades del trabajo rural en obrajes, campos privados, ladrillerías, etc. Problematizar las modalidades del capitalismo chaqueño en tanto procesos totalizantes, implica concebir la corporalidad como una instancia activa siempre unida a su medio físico y derivada de un conjunto disponible de habilidades y técnicas culturales (en este caso, esquemas perceptivos en particular), que el cuerpo adopta y usa. Así, el cuerpo perceptor es visto como un agente de praxis cultural e, inversamente, la praxis cultural es analizada como el trabajo de un cuerpo-sujeto activo. A partir de esta instancia conceptual y metodológica, proponemos involucrar el conjunto de prácticas y percepciones corporales que han participado (y participan) activa y contradictoriamente en la construcción de la hegemonía capitalista del Chaco austral. En suma, si la corporalidad puede constituir una instancia de lucha y resistencia, también es capaz de proyectar y potenciar prácticas, ejercicios y técnicas corporales tendientes a la construcción de la propia dominación. En particular, las percepciones culturales mocoví atribuidas a la fortaleza física suponen tanto un criterio autoreferencial y diacrítico para la concreción de tácticas oposicionales, como una condición de sobreexplotación de la fuerza de trabajo indígena.