Flacso

  • Seminario de posgrado en Flacso "Corporalidad, Cultura y Política" 2018

     

    Presentación

    Aunque en una fecha tan temprana como 1936, Marcel Mauss apelaba a que las “técnicas corporales” de cada cultura fuesen objeto de estudio antropológico, no fue sino hasta la década de 1970 que la “antropología del cuerpo” comenzó a delinearse como un campo de estudio específico. Siglos de predominio del racionalismo y del dualismo llevaron a que en la modernidad occidental, el cuerpo fuese visto preponderantemente como un mero “objeto”, plausible de ser disociado del verdadero “ser” -la razón o el alma, de las cuales, además, se esperaba que ejercieran el control sobre la materia corpórea y sus siempre sospechosos impulsos. Con el capitalismo y la emergencia de la burguesía como clase social dominante, esta concepción de individuo se haría hegemónica. Como muchos autores coinciden en señalar, esta larga tradición de pensamiento incidió fuertemente en las ciencias sociales, postergando la aparición de estudios que se ocuparan de las corporalidades en la vida sociocultural.

    Frente a la idea del cuerpo como mero “objeto natural”, los estudios antropológicos han permitido demostrar que los grupos culturales construyen sus propias gestualidades, expresiones emocionales, modos de percepción sensorial y técnicas de movimiento corporal cotidianas, rituales y estéticas; asimismo, mostraron las variadas representaciones, significaciones y valoraciones culturales elaboradas en torno a los cuerpos, analizando las distintas concepciones anatómicas, fisiológicas, sexuales, de la salud-enfermedad. No obstante, en muchos trabajos más recientes, la corporalidad es entendida como una perspectiva de análisis que se integra al estudio de diversas problemáticas socio-culturales; es decir, el cuerpo no es tratado ya como “objeto” de estudios específicos (lo cual llevaría, en cierta forma, a reinstalar el dualismo), sino que es considerado una dimensión constitutiva de la subjetividad, fundamento existencial de toda experiencia socio-cultural, y por ende también, de los procesos de construcción de hegemonías, de las relaciones de dominación y disputa. Es esta dimensión cultural y política de la corporalidad, la que este semanario se propone ahondar.