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  • “En la Bienal de Venecia también se comparte el pan”, dice el artista argentino Aaron Nachtailer

    Radicado en Italia hace un tiempo, el artista neuquino Aaron Nachtailer, conocido por su búsqueda de la relación hombre-naturaleza desde sus comienzos en el diseño y luego proyectado en instalaciones y esculturas, presenta en la previa al inicio de la 60ta edición de la Bienal de Venecia la intervención “Herencia/Errancia”, desde la cual comparte 100 kilos de pan en una Bienal de arte cuyo foco son las migraciones y tiene por lema “Extranjeros en todas partes”.
    La frase “en Venecia durante la Bienal de Arte se come cultura” y el pan es cultura” son algunas de las ideas que atraviesan la intervención de “Herencia - Errancia” que propone el artista y diseñador radicado en Rávena, Italia.
    Porque, como manifiesta a Somos Télam Nachtailer, “es un proyecto que reinterpreta el encanto de la panificación (artesanal) y con un gesto crea una relación con la tradición y la cultura”, y además, tiene como escenario vasto la ciudad de los canales.
    “No quería una obra de simple creación de un objeto exclusivo, sino la realización de un deseo de compartir”, porque “compartir es importante en todo, las buenas cosas solo tienen valor si las puedes compartir. Por esto, horneadas en el horno más antiguo de Venecia, el 19 de abril, durante la apertura de la Bienal de Arte, serán distribuidos gratuitamente un centenar de kilos de pan”, explica.
    “El pan une, trasciende lo 'material': no tiene fronteras, nacionalidad, género, política. Conecta a las personas con su pasado, sus ancestros y sus creencias más profundas”, define.

    Alimento y símbolo

    “Entiendo el pan como un símbolo universal y transversal” , porque el pan es alimento pero sobre todo “portador de significados y simbolismos, expresión de conocimientos, habilidades y tradiciones relacionadas con los momentos más significativos de la vida humana: el nacimiento, la muerte, las fiestas, el trabajo, la fe”.
    Entonces, “la importancia del pan en su función nutritiva, sagrada y social ha permanecido inmutable en la historia llegando hasta nosotros, y dondequiera que vayas y te encuentres, siempre encontrarás pan, está en todas partes, pero siempre es diferente”, explica este artista que testimonia en la redes: ”en la búsqueda de la relación hombre-naturaleza, me encontré con el pan”.
    Desde la dimensión histórica, este oficio que tenía dos ramas, el amasado del pan y el horneado (a cargo de los pistori y los forneri), de los cuales quedan pocos maestros panaderos: “hoy en día, de los miles de panaderos en Venecia, solo quedan unos pocos”. Y se explaya: “El pan en la laguna siempre ha sido un asunto serio”, en una ciudad que en su toponimia tiene “una docena de calles relacionadas con hornos y panaderos”.
    En tanto alimento indispensable su producción era cuidadosamente controlada por La Serenissima República de Venecia, y tanto es así que llegó “intacta a nuestros días la stele del pan que contiene un completo decreto emitido en 1727 sobre la producción y el comercio de pan”, indica.
    Así, esculpido en piedra, se prohibía “con penas detalladas y severas, producir, transportar y comerciar con pan que no hubiera sido producido en la ciudad y en panaderías autorizadas”, cuenta.
    Y el marco de esta acción que bucea en el tiempo será la Bienal de Venecia, la exposición inaugurada en 1895 que es en la actualidad uno de los eventos más importantes del arte contemporáneo, bajo el lema ”Extranjeros en todas partes (“Foreigners Everywhere” tiene la curaduría del brasileño Adriano Pedrosa, y comienza el 20 de abril para terminar el 24 de noviembre.
    Por otra parte, compartir el pan y recuperar el valor del oficio recuerda la intervención del artista conceptual argentino Víctor Grippo con su horno de pan en la Plaza Roberto Arlt de la Buenos Aires de 1972 durante la dictadura de Alejandro Lanusse en el marco de la exposición Arte e ideología que fue censurada a las 48 horas, y recreada en la provincia de San Juan durante la Bienalsur de 2021.
    Nachtailer afirma sobre este tema: “Mi obra habla de tradición, de un savoir-faire y del peso cultural que tiene el pan”.
    “Con la obra del maestro Grippo comparte el uso de símbolos que, en sí mismo, son muy simples. Entonces, haber trabajado en el horno más antiguo de Venecia imprime en el pan una carga histórica muy fuerte, muy potente que ojalá la transmita a mi obra”, expresa.

    Como antecedente, el artista participó en la edición anterior de la Bienal exponiendo en paralelo al evento y flotando sobre el agua, la obra “Galla”, que consistió en llevar una porción de bosque a la ciudad, y que como extensión retoma la textura de la corteza de los árboles traducidos ahora en alimento, en la corteza de pan, como contigüidad.

    “Nomad” en Buenos Aires

    Y si bien Venecia será el escenario de este experimento social y artístico como una memoria actualizada, en primavera, “Nomad” recalará en tres espacios de Buenos Aires bajo la curaduría de la arquitecta Diana Saiegh, ex presidenta del Fondo Nacional de las Artes.
    El primer episodio del proyecto “Nomad” al que llama el artista “Herencia/Errancia” y empieza en Italia, adquirirá en Buenos Aires la forma de un recorrido por la ciudad “pasando por lugares icónicos y sus museos, entre otros el Museo Larreta y los espacios verdes del Museo Nacional de Bellas Artes”, y así como “en un bosque, donde cada árbol o planta se comunica con los demás y forma parte del ecosistema, de esta manera, la ciudad se conectará a través de la experiencia artística, creando un ecosistema cultural”.
    Se trata de “una serie de instalaciones inmersivas time-site specific, del contenido ´verde cultural´, inspiradas en ´el árbol´, donde la experiencia física y material de las obras es el hilo conductor”, apunta.
    Además permitirá explorar los estados de la materia como son “el árbol vivo, el tronco, la madera quemada para llegar a la ausencia misma de la materia”.
    En concreto, el artista instalará “distintos episodios en distintos lugares, siempre con la misma filosofía”, es decir, utilizando “rezagos de la última gran tormenta de verano” a la que sumará su “obra pictórica realizada en lienzos antiguos”, señala sobre un proyecto que se realiza con apoyo de Mecenazgo de la ciudad, a través de la Fundación Metropolitana.
    Y en sintonía con esto, Nachtailer se encuentra trabajando actualmente en una gran instalación en el espacio público, comisionado por el municipio de Milán, para la cual utiliza “los árboles desraizados durante la última gran tormenta”, que dejó un saldo de más de 3500 árboles caídos.

    Naturaleza como inspiración

    En un mundo en crisis por las guerras y la situación medioambiental, ¿cómo se inscribe tu obra? ¿Hay necesidad de concientizar?: “Mi trabajo es a sentimiento puro, a reflexión y emoción. El arte es cultura, todo el trabajo de todos los artistas contribuye a crear una conciencia colectiva”, afirma.

    Ante la negación desde la gestión política del cambio climático, el arte funciona como contrapeso proponiendo otros espacios y pliegues a esta problemática global que trae aparejadas inundaciones y sequías, como en el caso del artista para quien la preocupación por la naturaleza se inscribe en su trayectoria profesional.

    “Toda mi trayectoria de trabajo tiene que ver con la preocupación por la naturaleza. En “Herencia/Errancia” también hay un trabajo intencional de relacionar la crosta de los panes con la corteza de los árboles. El árbol entendido por su poder simbólico más que por su refiguración gráfica. Es un tema complejo global, que nos afecta a todos de un modo u otro”, sintetiza.

    “Estar en conexión con la naturaleza es una condición peculiar para mi. En todas mis obras es fundamental producir una inversión entre lo externo y lo interno, entre el espacio natural y el espacio cultural”. Y agrega: “La obra de arte corresponde con la materia física primaria. Una visión de la realidad en la que existe una correspondencia simbólica entre las entidades naturales y las verdades espirituales; (porque) la naturaleza es un repertorio de enseñanzas morales. Nos ofrece la posibilidad no solo de libertad y disfrute estético, sino también de introspección: en lo natural nos encontramos”, concluye.

    Aaron Nachtailer (Neuquén, 1986) comienza como estilista y diseñador textil en Buenos Aires, se caracteriza por la investigación y uso de los materiales naturales desde pieles, al cristal, la piedra y el mármol, y madera. Sus obras e instalaciones se presentan en espacios públicos y en recorridos institucionales de arte, como "Red Tree" (2021), una instalación medioambiental de sitio específico con un árbol pintado de rojo en contraste con el entorno natural, en Parque Delta del Po, Italia, o "Encontrémonos" (2017) durante la 57a Bienal de Arte de Venecia, entre otras obras.
    En junio participará en la Bienal OpenArt de Örebro, la más grande de Escandinavia que se realizará en la ciudad de Suecia, para lo cual postea “Esperen ver muchas nubes y puertas secretas!”.

    Abril 2024

    Fotos de prensa